Artesanía y sin gluten: entre autenticidad y abusos de marketing

En el mundo de la alimentación, la palabra artesanal está ya en todas partes. La encontramos en todas partes: desde productos de panadería hasta helados, desde galletas hasta pan. Pero, ¿qué significa realmente “artesanal”? ¿Y por qué esta palabra, tan poderosa en su llamado a la autenticidad y al cuidado, hoy a menudo está vacía de significado?

En el sector del sin gluten, el tema se vuelve aún más delicado. La dificultad técnica de realizar productos sin gluten de calidad empuja a muchas empresas a buscar atajos. Uno de ellos es el marketing: etiquetar como artesanal un producto que en realidad nace de procesos industriales, quizá utilizando mezclas estandarizadas o semielaborados indistinguibles de los de la gran distribución.

La verdadera artesanía tiene un nombre: competencia, cuidado y conciencia

Hacer artesanía significa tener el control en cada paso: desde el estudio de las materias primas hasta la formulación de las masas, desde la elección de los ingredientes hasta la gestión de la fermentación. Significa probar, equivocarse, mejorar. Significa, sobre todo, crear una propia identidad productiva, y no limitarse a seguir un guion ya escrito.

En este contexto, Angel Mix y Baker Mix nacen como herramientas al servicio del artesano, no como sustitutos de su competencia. Son el resultado de años de investigación, pruebas, fracasos y decisiones conscientes. No son polvos mágicos para usar a ciegas: están pensados para quien conoce su oficio y busca una base fiable y limpia desde la cual partir.

Cuando el mix se convierte en atajo

En los últimos años hemos visto una difusión descontrolada de mix y productos comerciales vendidos como “artesanales”, cuando en realidad son compuestos industriales con listas de ingredientes largas y poco transparentes. Quienes los usan a menudo ni siquiera saben qué contienen, pero los emplean solo para tener un producto que “funciona”. este tipo de enfoque no es artesanía, es ensamblaje.

El verdadero artesano, en cambio, se hace preguntas: ¿Qué estoy usando? ¿Por qué lo estoy usando? ¿Puedo mejorarlo? El aditivo se convierte entonces en una herramienta, no en una muleta.

El riesgo para el consumidor

El abuso de la palabra artesanal crea confusión y mina la confianza. El cliente que compra un producto “artesanal” espera algo único, genuino, hecho con cuidado. Cuando descubre que detrás de esa etiqueta se esconde un producto estándar, indistinguible uno del otro, se siente traicionado. Sobre todo cuando tiene que pagar un precio alto por algo que de “artesanal” ya no tiene nada.

Por eso es importante que quien realmente hace artesanía lo diga, lo explique y lo demuestre. No hace falta gritarlo, pero sí contarlo con transparencia.

Angel Mix y Baker Mix: artesanía verdadera, no de fachada

Angel Mix y Baker Mix no están pensados para simplificarlo todo. Están pensados para quien sabe lo que significa trabajar sin gluten con método, rigor y pasión. Son herramientas para artesanos verdaderos, no para quienes buscan el atajo del “bueno sin esfuerzo”.

La diferencia está aquí: en la intención, en la conciencia y, sobre todo, en el respeto por el producto y por quien lo consume, que muy a menudo debe abrir la cartera para productos nada únicos.